Exposición temporal “El oficio del tiempo”

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El jueves 18 de mayo a las 3:00 p.m., en la conmemoración del Día Internacional de los Museos, el Museo de la Independencia Casa del Florero (Carrera 7. No. 11 – 28), inaugurará una nueva exposición temporal “El oficio del tiempo.”

La muestra comprenderá tres capítulos: El pasado del relojero, Lo simbólico del reloj y La vigencia del oficio; mediante los cuales los visitantes harán un recorrido por los inicios del oficio de la relojería, en la Nueva Granada, y su pervivencia hasta la actualidad.

La apertura de la exposición “El oficio del tiempo” irá acompañada de las palabras de Elvira Pinzón, directora del Museo de la Independencia Casa del Florero y la Casa Museo Quinta de Bolívar. Además, se realizará un recorrido especializado a cargo del investigador Luis Felipe Núñez.

Los relojes son instrumentos que permiten concebir el tiempo como un hecho medible. Son también valiosos objetos de memoria que remiten a la vida de otras épocas, a las historias de quienes los usaron y, no menos importante, al oficio dedicado a su funcionamiento: la relojería, un saber que se remonta al período colonial.

El primer reloj público de la Nueva Granada fue el de la iglesia de San Ignacio, en Santafé, instalado hacia 1620 conforme a las políticas monárquicas de regular los horarios de las actividades religiosas, burocráticas y comerciales. Tiempo después, durante la época virreinal, circularon los relojes de bolsillo, símbolos de distinción y prestigio social que le permitieron a las personas consultar la hora de forma privada. Sin embargo, algo en lo que no se suele pensar cuando se habla de los relojes es en quién los hace funcionar.

Esta nueva exposición temporal muestra cómo el oficio del relojero creció cuando el uso de este elemento pasó de ser exclusivo para una élite y se convirtió en una herramienta de vital importancia para la organización de la agenda diaria de los diferentes ciudadanos. Por ello, fueron necesarios individuos dedicados a esta labor, quienes, además de reparar los relojes, enseñaban a los usuarios a manejarlos, aconsejaban, respondían inquietudes sobre su uso, buscaban repuestos e incluso fabricaban piezas nuevas.

En esta ocasión, la muestra estará dividida en tres capítulos:

El pasado del relojero: En la época de la Nueva Granada no existía una profesionalización del oficio de la relojería ni instituciones destinadas a ese propósito. Ante esta situación, una persona que tuviera experiencia en mecánica, así como en platería o herrería, podía encargarse del mantenimiento de los relojes públicos o privados.

Lo simbólico del reloj: En los siglos XVIII y XIX los relojes eran objetos muy preciados y de uso casi exclusivo para los miembros de la aristocracia, la burguesía y el clero, quienes podían adquirirlos en sus viajes a Francia o Inglaterra. Más allá de brindar una experiencia estética, los relojes permiten al espectador transportarse a un tiempo diferente, y por extensión, a la intimidad de aquellas personas que lo vivieron.

La vigencia del oficio: En la actualidad, los relojes han dejado de ser el lujo de unos pocos para convertirse en elementos de uso habitual, pasando de las torres y los bolsillos a las muñecas. Si bien los avances tecnológicos han opacado los servicios del relojero, sus saberes se han conservado, transmitido y heredado en núcleos familiares, de generación en generación, de maestro a alumno.

Por otra parte, la exposición contará con diferentes relojes de la colección del Museo y una pieza audiovisual perteneciente al archivo de Señal Memoria, rescatando de esta manera, la importancia histórica del oficio de los relojeros y estableciendo un diálogo entre su pasado y su presente.

El oficio del tiempo estará abierta al público a partir del jueves 18 de mayo, en los horarios habituales del Museo (martes a domingo, 9:00 a.m. a 5:00 p.m.).