Juliana Reyes, artista y creadora habitada por la musa de la danza y la poesía
Publicado: 20 febrero, 2024
- Actualizado: 20 febrero, 2024
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Por: Odette Ferré
Especial para CyC Radio
Madrid, España
Hace muchas lunas, tantas como minúsculos granos de arena se puedan contar en un puñado, cuando discurrían los tiempos impertérritos de los dioses primigenios griegos, Gea y Urano dieron origen a la primera generación de Titanes, doce hijos entre los cuales se encontraban Rea y Cronos que se convertirían en los padres de Zeus, el todopoderoso dios del Olimpo.
Zeus, que era un titán bastante enamoradizo, sedujo durante 9 noches a Mnemósime, sabedora de los secretos de la belleza y del conocimiento, a quien los griegos consideraban una deidad mayor por ser la diosa de la memoria. Con ella, el padre de los dioses tuvo a las nueve musas destinadas a acompañar a Apolo, el dios de la música. La octava de esas divinidades femeninas en nacer fue Terpsícore, a quien se le otorgó la danza y la poesía coral y que según algunos mitos y leyendas, sería la madre de las sirenas.
En la antigua tradición griega en la cual se nutre y se origina la cultura de occidente, el conocimiento y las disciplinas que lo representaban fueron fundamentales para cimentar los pilares del universo científico, artístico y cultural. Para los griegos que vivieron hasta la época homérica, las fuentes del conocimiento que generaron la ciencia, las artes y las letras provenían de las musas a través de la inspiración. Era el tiempo de los mitos que tan detalladamente describe Hesíodo en su Teogonía, donde aparecen las primeras referencias a las musas. Vendría luego la época del logos, del esplendor del humanismo con su cascada de pensadores y filósofos. Pero a pesar de haber navegado siglos y siglos en los océanos del pensamiento racional, la creencia en la inspiración que prodigan las musas subsiste hoy en forma de metáfora y aún permanece vigente en los primeros decenios del siglo XXI.
Nuestra invitada de hoy, la dramaturga y artista Juliana Reyes, directora artística de L’ Explose Danza, es una creadora que parece estar habitada por la musa de la danza y la poesía. Sus obras, inspiradas en un universo profundamente anclado en la dimensión de la danza contemporánea, son tan arriesgadas, deslumbrantes de fuerza, poder y vitalidad que bien podrían ser la analogía perfecta de la obra Terpsícore ritmo y materia, del artista Hans Hoffman, una de las figuras imprescindibles del Expresionismo Abstracto. Esta obra, homenaje a la venerada musa, es un lienzo cargado con una potente paleta cromática realzada por la fuerza que imprimen las texturas. Aquí el ritmo y la materia se funden en una vibrante danza de colores, de matices sutiles acentuados por las pinceladas, como cada obra que sale de la brillante pluma de Juliana Reyes.
En una tranquila y no tan fría mañana de otoño nos encontramos con Juliana en un agradable cafecito madrileño en la Plaza de Santa María Soledad Torres Acosta, en pleno centro de la capital. La exitosa dramaturga y directora artística de L’Explose Danza reparte ahora su tiempo entre Madrid y Bogotá. Tras sus enormes y expresivos ojos claros y esa calma aparente que transmite con sus delicados gestos y su voz dulce y pausada se esconden en su mente un torbellino de ideas, de sueños, de proyectos, propios de una mente lúcida, brillante, creativa. La conversación transcurre en ese espacio de clara inspiración de estilo industrial neoyorkino donde destaca un gran reloj de pared de color gris oscuro con el mecanismo aparente, que inmutable marca las horas que transcurren sin prisa entre la tenue luz de las lámparas suspendidas y las discretas plantas colgantes que danzan al ritmo del paso del tiempo.
¿Quién es Juliana Reyes? Cómo te gustaría presentarte?
Primero que nada soy hija, hermana, amiga, pareja… Para mi el tema de las relaciones humanas es fundamental y siendo hija de un artista escénico como mi padre que se dedicó muchos años al teatro, primero con una sala que se llamaba El Alacrán y luego en el TPB junto a Jorge Alí Triana, el teatro siempre ha estado muy presente en mi vida. Mi mamá le acolitaba todo a mi papá; hubo una época en la que también actuó; era una familia donde yo soy como la hija lógica de lo que iba a pasar ahí porque mi padre hizo mucho por el teatro pero también ha sido historiador, escritor… Mi hermana y yo hicimos las vertientes una hacia literatura y yo hacia el teatro; mi hermano dijo que no se quería dedicar a nada de esto y hoy es abogado y economista. Para mi el teatro estuvo siempre; lo que nunca estuvo fue la danza. Desde que estaba pequeña hice cosas con mi papá, luego entré a un taller juvenil que tenían Carolina Vivas e Ignacio Rodríguez de un gran teatro y con ellos estuve varios años y para mi fue como mi primera formación; era un taller muy creativo donde podías dirigir, donde podías actuar, donde realmente nos motivaban mucho a que pensáramos la escena desde muchos lados. Cuando terminé el colegio me vine a estudiar a España, aunque hice un semestre y medio en la Universidad de Los Andes en Artes Plásticas y al final me vine a Madrid e hice un curso que tenía la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático) para extranjeros que duraba un año pero me quedé tres años. No pude hacer un cuarto año porque me dijeron que no era posible ya que haría lo mismo que los estudiantes que se habían matriculado oficialmente para la carrera. Hice tres años en la RESAD, trabajé mucho con el CELCIT (Centro latiniamericano de Creación e Investigación Teatral), con el Instituto de Teatro del Mediterráneo que dirigía José “Pepe” Monleón. Con todos ellos trabajé durante mi etapa de estudiante. Luego regresé a Colombia
¿Cómo inicia tu carrera en las Artes Escénicas. Qué recuerdas de esos primeros años de confrontarte con los escenarios?
En realidad el primer montaje que hice con danza lo hice aquí en España en una obra que se llamaba Don Juan frente al espejo que dirigía Francisco Ortuño y ese montaje fue como mi primer acercamiento a la danza. Y allí hubo algo que me podujo bastante fascinación que era la manera como un bailarín aborda la escena; con un actor siempre hay que intelectualizarlo todo: Aquí era un diálogo diferente al que yo estaba habituada y que había experimentado toda la vida. Pero de pronto conocer un lenguaje donde la palabra no era lo primordial y donde el intérprete no está preocupado de dónde viene ni hacia dónde va sino en qué estoy haciendo. Y esa relación con el estar, con el ahora me produjo una fascinación enorme. Yo por error todo lo que hice en la RESAD era de teatro silencioso; me dijeron que escogiera materias y fui metiendo materias y terminé en la carrera de Interpretación Gestual pero siendo muy torpe con el cuerpo. Yo no hubiera podido ser bailarina. Lo que si he aprendido con los años es a mirar el movimiento del otro.
¿Cómo se produce ese encuentro decisivo en tu carrera y se forja esa relación de colaboración y de amistad con Tino Fernández, quien lamentablemente falleció hace cuatro años, el creador de L’Explose Danza del cual hoy tú eres la Directora Artística?
Cuando volví a Colombia mi primer montaje fue una obra silenciosa de teatro gestual y luego hice otros montajes con diálogos y textos pero en un momento Tino Fernández de L’Explose me llamó para reemplazar a una actriz que trabajaba con él. Después de hacer el reemplazo mi plan era regresar a España. Pero luego Tino me propuso trabajar en otra obra y yo le dije que no porque iba a viajar. Entonces él me propuso trabajar como asistente de dirección en el montaje para que luego pudiera viajar. Cuando hice esa asistencia de dirección a mi se abrió un mundo, me produjo una fascinación enorme el trabajo con los bailarines por su manera de entender la escena, por su disciplina, por su mística y el trabajo corporal exigente. Al final me quedé en Colombia y estuve trabajando con Tino veintidós años, hicimos más de treinta y cinco creaciones juntos y en todos esos años fui explorando la danza desde un lugar que allí titulamos dramaturgia para la danza pero con el tiempo en realidad mi dramaturgia estaba hecha con los intérpretes; no es que yo me sentara a escribir; era una combinación de trabajo de dramaturgia y dirección de actores o de intérpretes. Mi formación en la danza terminó siendo desde la práctica con los bailarines. Cuando Tino falleció en el 2020 yo pasé a dirigir L’Explose y por supuesto vino la duda porque una cosa era trabajar como dramaturga y directora y otra era pensar que yo pudiera ocupar el lugar de la coreografía. En estos años ha habido todo un proceso de encontrar mi lugar y encontrar mi manera de acercarme a la coreografía de una manera personal. Creo que en ese sentido, han sido unos años muy fértiles porque ha sido ubicar mi lugar en un contexto del que me sentía extranjera porque sentía que estaba allí como acompañante y de pronto me di cuenta que no. Creo que ese ha sido mi recorrido por la danza.
¿Qué representa España para ti a nivel profesional, personal, artístico?
España para mi ha sido siempre como mi lugar de referencia. Mis amigos de toda la vida los tengo aquí, no los tengo en Colombia. No es que no tenga amigos en Colombia, pero ese sentir, esos amigos de toda la vida son fundamentalmente mis amigos con los que estudié en la RESAD. Siento que mucho de mis estudios, de mi manera de ver me lo ha dado España y en un momento de la vida cuando pasó este sacudón de la partida de Tino y de decir qué viene, no me veía sólo continuando la labor con L’Explose sino que creé una Empresa acá. Quise ver, pensar de qué manera mi vida pasaba a una nueva etapa y darle toda la apertura a esa nueva etapa con una nueva geografía. Creo que es algo que ha sido como una necesidad vital que se ha ido reforzando con el tiempo.
¿Cuáles han sido tus referentes en la danza? ¿Pina Bausch, la gran dama de la danza contemporánea ha sido un referente, una fuente de inspiración importante para ti a la hora de crear tus obras?
Evidentemente. Lo que pasa es que mi mundo no era la danza, mi mundo era el teatro. En cuanto a la teatralidad en la danza, Pina Bausch es un referente gigantesco; fue una creadora alucinante con una capacidad de trabajo y de detalle con los bailarines y un universo creativo precioso. Siempre me produjo mucha fascinación el trabajo que ella desarrolló y de igual manera creo que muchas veces los referentes no terminan siendo dancísticos; yo creo que en el arte lo que es muy importante es que los referentes estén en la vida, en otras manifestaciones artísticas . Para mi el trabajo de los artistas plásticos siempre ha sido como un referente grande así como la literatura, la historia… Me pasa una cosa muy curiosa y es que como he tenido en esta época las enfermedades, la muerte de mi madre, me ha entrado una cosa con la ficción que me aburre. Me gusta mucho más la realidad. No sé por qué ha ocurrido ese cambio. Para mi ahora mirar la realidad me gusta más; supongo que son cambios por los que debemos pasar. Para mi el mundo de los referentes, cuando dicto clase, creo que es algo importante y sobre todo es muy importante saber qué hacer con esos referentes. Creo que el referente tiene un trabajo profundo que es enseñarte a verte a ti mismo; qué es lo que me termina atrayendo; creo que el referente lo que debe provocar no es un trabajo hacia afuera sino hacia adentro; de preguntarte qué es lo que estás leyendo y qué es lo que te está moviendo. Para mi el trabajo con los referentes ha sido muy importante porque me encanta ver lo que pasa y cuando dicto mis clases de Dramaturgia de la danza en Colombia creo que el trabajo con los referentes es muy útil para los creadores.
Hablando de los temas que abordas en tus creaciones están esos diferentes matices de la condición humana, de la parte más bien oscura del ser humano que resuena con lo que decías más arriba de tu interés por lo que te ofrece el mundo real para tu trabajo creativo. Encontramos en tus obras la violencia, la muerte, la desesperanza, la nostalgia… ¿Por qué ese interés de trabajar con esta temática y plasmarla en tus creaciones?
Yo creo que la creación muchas veces va ligada a tu propio contexto. Siento que los temas llegan solos. Creo que hay algo que nos ocurre a los creadores colombianos y es que inevitablemente en algún momento tenemos que tocar la violencia y la desesperanza estando en un contexto donde eso es habitual. Siento que las veces que hemos hecho creaciones sobre el amor o la alegría terminan siendo una protesta contra esa desesperanza. En los últimos años he hecho muchos trabajos sobre la pérdida porque he tenido muchas pérdidas en esta época. Creo que está ligado a los contextos que uno va viviendo. Por eso te digo que mi relación con la realidad y lo que hago termina estando muy unida no de una manera anecdótica sino más de preguntas existenciales que te terminas haciendo sobre el mundo que te rodea.
Hace algún tiempo presentaste en Madrid y en San Sebastián la obra La mirada de la avestruz. ¿Cómo fue esa experiencia con el público español?
Primero, fue muy especial porque durante muchos años con la Compañía ir a Matadero en Madrid era un gran deseo y ocurrió con una obra que para L’Explose ha sido muy importante. Fue una obra que se presentó inicialmente en el 2002. Es una obra antigua. A lo mejor el trabajo escénico puede pertenecer a otra época pero siento que el tema, lo que cuenta es lamentablemente de actualidad en Colombia: el tema del desplazamiento, el tema del desarraigo, el problema con la tierra. Son temas que siguen completamente latentes y vigentes. Fue toda una experiencia maravillosa poder mostrar la obra acá y creo que la experiencia no fue solamente con el público español sino con un público colombiano que estaba aquí; un público de personas que admiro mucho y que por casualidad aquí si vieron la obra ya que no la habían visto en Colombia. Lo hicieron en otro contexto para mirar una realidad con la distancia. La distancia creo que sirve para reconocerse, para mirar sin apasionamiento o a lo mejor, si uno ha tomado tanta distancia, puede de pronto encontrar a través de la obra qué es lo que te mueve. Para mi la experiencia aquí en España fue muy buena y creo que para la Compañía en términos de familia, de creación, fue muy especial después de la pandemia y de todas las cosas que pasaron; tener este momento de viaje juntos, de volver a mostrar nuestro trabajo fuera fue muy satisfactorio.
Hace algunos meses fuiste reconocida por el Ministerio de Las Artes, Las Culturas y Los Saberes de Colombia con el Premio Nacional de Danza 2023 por la obra Estela. ¿Cuéntanos en qué consiste esta obra y qué ha significado este galardón para ti, que no vienes del mundo de la danza, recibir ese premio que se otorga a mujeres que trabajan en el ámbito de la danza?
Fue un reconocimiento super especial por eso mismo, por sentirme muchas veces como extranjera y de pronto ser capaz de aceptar que no era una extranjera sino que ese lugar se había vuelto mi lugar. Estela ha sido una obra muy especial para mi porque fue la primera obra que hice tras la muerte de Tino. Fue también muy especial porque mi universo creativo siempre había sido, antes de entrar a L’Explose, trabajar con hombres. El trabajo femenino lo aprendí con L’Explose porque a Tino le gustaba mucho el universo femenino y aquí fue una casualidad porque había una obra que íbamos a hacer y al final yo decidí hacerla sola y tenía un equipo de gente que ya estaba predeterminado y de pronto me topé con dos mujeres que no eran bailarinas: una niña que está estudiando danza y una mujer mayor que ha hecho cosas de danza pero su trabajo ha sido más somático; es bailarina a su manera. Eran dos personas que tenían otra manera de enfrentar el cuerpo y fue fascinante trabajar desde cuerpos que eran muy distintos. Hicimos una primera versión en el 2020 pero entró la pandemia y sentí que la obra no terminó de cuajar. Hice una nueva versión en el 2022 y ahí siento que amarró. En un primer momento solo eran tres intérpretes: una niña que ya no era tan niña, una bailarina de la Compañía y esta mujer mayor que es la madre de Jorge Puerta, un bailarín que trabajó muchos años con Pina Bausch. Ella siempre ha estado ligada a la danza por sus hijos y por su manera de ser. Es una mujer fascinante. Cuando hice esa nueva versión, escogí una niña de seis años y la obra tomó una ruta mucho más nítida y el cierre final fue con mujeres mayores. La obra habla sobre el tránsito de la vida y sobre el cuerpo real que tienen las intérpretes y jugar con esa realidad. Para mi fue muy especial porque en realidad fue ver de qué manera podía crear una estructura corporal con bailarinas o no bailarinas y hacer un viaje por la vida, por el recorrido vital. En la última escena estaban muchas mujeres mayores, entre las cuales se encontraban mi madre, la madre de una de las bailarinas, la madre del iluminador… Toda la escena final son muchas mujeres mayores. Fue una experiencia muy especial porque poco después a mi madre le diagnosticaron un cáncer y la escena final era como una metáfora de la despedida y el ciclo de la vida. Ver nuevamente en escena a mi mamá fue muy mágico.
¿Nos puedes hablar sobre lo que te ha traido nuevamente a España? ¿Cuéntanos sobre la Compañía Productora que has creado y qué proyectos te has planteado desarrollar a corto o mediano plazo?
La empresa que abrí se llama Opsis Producciones. Sentía que en muchas giras que habíamos hecho yo terminaba asumiendo mucho trabajo de producción desde Bogotá y siempre terminábamos necesitando un intermediario para la contratación en España. En un momento me dije: tenemos contactos, hemos viajado mucho. ¿Cómo capitalizar esa gente que conocemos y sobre todo cómo poner esos contactos al servicio de otros? Monté la empresa también con el ánimo, con el deseo de pasar más tiempo acá. Ese fue como el germen del deseo. Hasta el momento he hecho varias cosas de distribución moviendo a L’Explose, moviendo a distintas Compañías colombianas y a una guineana. Estamos en el proceso de crear una red para ayudarle a los grupos colombianos que han querido moverse e ir ampliando un catálogo. Mi interés no es hacer la distribución porque soy fundamentalmente artista pero si puedo generar que las cosas se muevan es algo que me produce mucha satisfacción: ayudar a que los demás realicen sus sueños. He hecho también varias creaciones pequeñas para La noche de los libros. El próximo año participaremos por tercera vez y ese ha sido un canal que me ha gustado mucho porque es muy concreto en la relación entre el teatro y la literatura que para mi ha estado muy cercana toda la vida por mi hermana y mi papá. También en marzo del 2023 estrené una obra, coproducción de L’Explose con una bailarina de Málaga que vive en la Islas Canarias que se llama Paloma Hurtado. Hicimos una obra que se llama ORIGánika. La idea es moverla. Creo que es un espectáculo que espero tenga mucha vida. Esta creación la hice con Paloma y con su madre. Es todo un trabajo que muestra la relación de las dos. Es como una segunda mirada sobre Estela porque creo que hace un poco el mismo viaje pero de una manera muy diferente, quizá más descarnada, quizá más cruda. Paloma es una bailarina tremenda. Con ella hicimos un trabajo de cocreación muy bello.
¿Cuál es la obra que mayor satisfacción te ha dado de todas las creaciones que has hecho a lo largo de estos más de 20 años de labor creativa, la obra que sientas que es tu creación más personal?
Tengo varias obras. Hay dos obras que marcaron el inicio de mi ruta como dramaturga para la danza que son Por quién lloran mis amores y La mirada de la avestruz. A esas dos obras les tengo mucho agradecimiento porque creo que me aclararon que podía aportar yo en términos de estructura, en términos de dirección de intérpretes y en términos de coherencia de una pieza, de armar ese tejido. Esas dos piezas fueron para mi como mis obras de arranque y llegada al mismo tiempo porque ahí descubrí muchas de las cosas que hoy tengo más afianzadas con respecto a la dramaturgia en danza. Y luego, estas dos últimas obras para mi son muy especiales : Estela es muy especial por muchas razones y fundamentalmente por haber podido encontrar una manera de contar que fuera propia y de acercarme a la coreografía desde un lugar muy personal. En ambos casos siento que son como cuatro obras que reúnen un poco el viaje de mi carrera.
¿Hay algún bailarín o bailarina con quien soñarías o te gustaría trabajar a quién te gustaría escribirle una obra?
Una bailarina a la que admiro es Sylvie Guillem, que ya debe estar mayor. De ella admiro lo que hace. No siempre los grandes artistas son grandes personas. A ella no la conozco y seguramente es una persona fantástica. Pero a mi en este momento lo que me gusta es trabajar con gente con quien me sienta bien creando, aunque no sean las grandes estrellas. Para mi la gran estrella está en poder crear un diálogo, entendernos, en construir juntos… Para mí el principal deseo es conocer personas y lo que me ha gustado siempre es como las personas pueden ser magníficos artistas y como a veces hay personas que no saben lo que tienen y de pronto con ayuda de una mirada exterior pueden volverse un volcán. No es desde la admiración estética sino desde la admiración afectiva y laboral como podemos construir algo juntos.
¿Para terminar, qué es lo último que has hecho en L’Explose y que nos trae para el 2024?
Hemos hecho varias cosas. Re monté Carmina Burana, un espectáculo de gran formato que hicimos con el Teatro Mayor de Bogotá. Lo habíamos hecho siempre con el Coro de la Ópera de Colombia y esta vez lo hicimos con el Coro Juvenil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y algunos participantes del Coro de la Ópera de Colombia. Fue como un re montaje total y funcionó muy bien. El Teatro Mayor de Bogotá está evaluando la posibilidad de volver a presentarlo en el 2025. Ya veremos si se logra hacer. Re monté también un espectáculo que se llama Tu nombre me sabe a tango, que hicimos con el Quinteto Leopoldo Federico, un grupo que ha sido muy significativo en Colombia, que se dedica fundamentalmente al tango y también han hecho un gran trabajo con músicas colombianas a partir de instrumentos que son más del tango. En este espectáculo nuestro tocan sólo tango. Con su música han sido nominados cuatro veces al Grammy y trabajar con ellos ha sido muy especial. Algo que me interesa indagar mucho más es la relación del arte escénico con la música. Siento que la música tiene un lenguaje abstracto muy similar a la danza donde no necesitas una anécdota para contar algo. Con este último espectáculo habrá un cambio en el elenco y haremos varias presentaciones. Lo importante ahora no es producir y producir sino rentabilizar las cosas que hacemos. Estoy centrada en poder promocionar Tu nombre me sabe a tango, Estela así como las obras que están en el catálogo más reciente y espero que en este año también podamos trabajar en un proyecto que tengo con la artista plástica Luz Lizarazo, quien hizo recientemente una retrospectiva en el MamBo (Museo de Arte Moderno de Bogotá).
Para quienes estén en Bogotá este 22 de febrero a las 7p.m. en el Teatro El Parque y con entrada libre se presenta la obra Tu nombre me sabe a Tango. También habrá funciones los días 13 y 14 de marzo en el Teatro El Ensueño.
Los próximos 1 y 2 de marzo a las 8 p.m. se presentará en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo la obra ORIGánika, coproducción de L’Explose y Paloma Hurtado. Una oportunidad única para conocer el universo de estas dos grandes artistas que continúan tejiendo lazos artísticos entre España y Colombia.
Gracias a Juliana por su tiempo y su amabilidad.