Un Charlie Watts de Antología

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Publicado por BMG, Antholgy es un recopilatorio del baterista en el que se reúnen grabaciones de jazz de casi 20 años y en diversos formatos

Esta historia, como casi todas las historias, se inicia a partir de una anécdota personal.

Cuando aún existían en Bogotá almacenes de venta de discos, yo era de aquellos que religiosamente entraban en esos templos de sonidos diversos. Yo, amante confeso de esa decadente religión que llaman rocanrol, me divertía (bueno aún lo hago) recorriendo sus islas atiborradas de música. Primero en esas carátulas grandes y llamativas que guardaban celosamente en su interior los acetatos de 33 y media revoluciones por minuto, de color negro y con divisiones entre canciones. Los surcos que llaman. Luego, como si se tratase de un ataque enloquecido por fanáticos, el acetato fue y se vio siendo desplazado y arrinconado por otro formato más pequeño: el CD (cómo me gustaba cuando el CD se refería a los discos compactos y no a movimiento político).

Así que fui de los que vivimos el cambio en las estanterías de los almacenes, pues de albergar empaques de 32 centímetros cuadrados, se pasó al modelo de 14.0 cms, en cajas plásticas y con unos folletos que copiaban los contenidos de los acetatos, pero en formato pequeño, tan pequeño, que algunos de ellos se dejaban leer a punta de lupa. En fin…

Pero, o bien en el formato de acetato o en el de CD (que después se vería desplazado a su vez por las plataformas digitales) y el regreso triunfal de nuevo y a unos precios astronómicos de los acetatos, era delicioso el pasear una y otra vez por esas islas repletas de música con novedades o reimpresiones de álbumes de esos imprescindibles para la historia de la música contemporánea.

En todos esos almacenes, en algún rincón alejado de las novedades y muchas veces en un ordenado desorden, se encontraban las promociones. Discos por lo que nadie daba un peso, que habían tenido su momento de gloria pero que algunos años después, pasaban desapercibidos o mirados de mala manera por los compradores.

Allí, en uno de esos recorridos por un almacén ubicado en el centro de la ciudad, el Mercado Mundial del Disco, que anunciaba con gran autobombo “disco que no tengamos, no existe”, me encontré, en uno de esos recorridos y en una de sus islas de promociones, el Charlie Wats Jim Keltner Project.

Durante muchos años, el baterista de los Rolling Stones, Charlie Watts, persiguió su pasión por el jazz, tocando en una variedad de entornos cuando no estaba comprometido con la banda. En 1985, formó una big band y realizó una gira por los Estados Unidos, lanzando Live at Fulham Town Hall en el sello Sony. En 1991, formó un pequeño grupo para rendir homenaje a la música que lo atrapó por primera vez mientras crecía en Londres. En un lapso de cinco años, The Charlie Watts Quintet lanzó una serie de grabaciones estelares: From One CharlieTribute To Charlie ParkerWarm And Tender y Long Ago And Far Away, que reafirmaron la continua historia de amor del baterista con el jazz.

Uniendo fuerzas con el también baterista Jim Keltner (un as de la sesión de estudio cuya larga lista incluye trabajos con Joe CockerCrosby, Stills, Nash & Young y los Stones), Watts creó un tributo que desafió el género. Los títulos de las canciones, cada uno llamado así por ser homenajes a leyendas de la batería de jazz, cuentan toda la historia. Y aunque Charlie no hizo ningún intento de imitar a sus héroes con sus lamidos o rellenos característicos, logró transmitir la esencia misma de su individualidad y actitud en nueve cortes poderosos, provocativos y muy adictivos.

Los audaces ritmos de Burundi en Art Blakey, la energía alegre de Roy Haynes, la grandiosa Elvin Suite, tributo apropiado a Elvin Jones, el vertiginoso ritmo de samba de Airto con la alegría de ese maestro brasileño, Tony Williams, un réquiem conmovedor para ese formidable maestro de la batería. Otras canciones llevan el nombre de los pioneros del bebop: Kenny Clarke y Max Roach, el ícono del jazz de la costa oeste Shelly Manne y el sonriente Billy Higgins, miembro fundador del revolucionario Ornette Coleman Quartet que ayudó a cambiar el curso del jazz.

Y en el centro de esta sorprendente mezcla de ritmo tecno-mundo estaba presente el ritmo característico de Charlie, especialmente pronunciado en Roy Haynes, Max Roach y Billy Higgins, todos los cuales llevan el mismo chasquido urgente de Start Me Up, Brown Sugar o It’s Only Rock ‘n Roll. Charlie decía: “Eso fue particularmente por la insistencia de Keltner. Quería meterme más en eso, pero Keltner seguía diciendo: ‘toca de la misma manera en que tocas, sea lo que sea”.

El 24 de agosto de 2021, Charlie Watts murió y su legado no solamente quedó registrado en todas las grabaciones que hizo con su grupo, los Rolling Stones.

Las incursiones solitarias de Watts recogidas en Anthology

Charlie Watts no fue el primer Stone en ir en solitario, ese honor fue para Bill Wyman en 1975. Pero, dos años más tarde, en un evento que parece haber pasado desapercibido, Watts se encontró frente a 200 espectadores en el Swindon Arts Centre, tocando blues y jazz standards con una banda con el pianista y cantante local de boogie-woogie Bob Hall.

Fue, en retrospectiva, una especie de pista de cómo se desarrollaría la carrera en solitario de Watts. Inéditas, tres pistas de esa sesión forman el clímax de esta gigantesca visión general del trabajo extracurricular de Watts al que se le unieron viejos amigos: Ian Stewart, el llamado sexto Stone al piano, Dave Green, amigo de la infancia y vecino de Watts, en el bajo (como lo estuvo en la mayoría de los lanzamientos de jazz de Watts en cuatro décadas).

Los compromisos con el calendario de giras y grabaciones de los Stones impidieron que Watts hiciera más música como esta. Pero en 1985, con Mick Jagger promocionando su álbum debut en solitario She’s The Boss, Watts aprovechó un permiso para formar la Charlie Watts Orchestra. Reclutó a uno de sus héroes, el saxofonista alto británico Peter King, inspirado en Charlie Parker, para armar una big band de 30 piezas que mezclaba beboppers londinenses bien establecidos con veteranos más experimentales y la crema de los jóvenes músicos londinenses.

Los extractos de su álbum debut de 1986 Live At Fulham Town Hall son grabaciones maravillosamente caóticas y bulliciosas. Las dos canciones que abren el álbum, las favoritas de la orquesta de Benny Goodman Stompin’ At The Savoy y Flying Home, comienzan como swingers de big band, se acercan al territorio del jump-jive y, finalmente, se transforman en monstruos orquestales al estilo Mingus.

Pero hay más historias dentro de esta historia. En 1960, mientras trabajaba como diseñador gráfico, Watts creó un libro ilustrado hecho por él mismo llamado Ode To A High Flying Bird, con sus caricaturas y textos escritos a mano que cuenta la historia de Charlie Parker (de un Charlie a otro Charlie).

Beat Publications de Londres sacó provecho de su publicación en 1965. En 1991 Watts convirtió esta oferta en un proyecto musical: From One Charlie el cual está representado por pistas grabadas con un quinteto al estilo Parker: Watts, Green y King junto al pianista Brian Lemon y al prodigioso trompetista Gerard Presencer. Dos versiones de Parker: un sinuoso y perverso blues (la Relaxing At Camarillo y Bluebird otro blues.

También grabado en 1991, con Watts aprovechando otro permiso de los Stones, hay un set en vivo A Tribute To Charlie Parker With Strings: el quinteto junto a un sexteto de cuerdas y el neoyorquino Bernard Fowler, conocido como corista de los Stones, y de artistas como Herbie Hancock, Gil Scott Heron, Sly & Robbie y Ryuichi Sakamoto, que se convierte en un líder de jazz notable y conmovedor con sus versiones de “Lover Man” y If I Should Lose You.

De su colaboración con Jim Keltner, dos pistas aquí el digi-funk fuertemente sintetizado de Roy Haynes y la samba brasileña Airto.

Hay más. Claro que hay más, pero la invitación no es a leer estas abigarradas líneas. La invitación es a entrar en ese otro mundo desconocido de Charlie Watts.

Y como siempre, Watts no hace nada llamativo. Es más, se podría decir, que siguió intentando pasar desapercibido y hacer lo que siempre le gustó hacer: escuchar con atención, tocar lo que se necesita, balancearse duro y hacer que su extraordinaria banda suene lo mejor posible.

  • Con apoyo de textos de carátulas de discos en solitario de Charlie Watts y A Study in Modest Elegance: Charlie Watt’ Life in Jazz de Paul Sexton, nota publicada en el álbum doble Charlie Watts Anthology, publicado por BMG
  • Víctor Ogliastri Posso. Periodista – director de CyC Radio